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La filosofía del Inbound Marketing está basada en el hecho innegable de que tanto el mercado como la sociedad han evolucionado con el tiempo.

 

Hace unos años la publicidad invasiva podía funcionar bastante bien, pero en la actualidad, este tipo de marketing se ha vuelto molesto, con lo que el público se cierra en banda ante un comportamiento demasiado agresivo por parte de las marcas.

 

Ahora el consumidor pide más: una propuesta de valor que resulte atractiva y que logre ganarse su confianza. De esta forma, el público necesita conectar con la marca antes de convertirse en un cliente potencial, y eso solo se consigue a través de ofrecer contenido en formato digital que resulte atractivo e interesante.

 

Para las empresas, este cambio ha supuesto un gran esfuerzo por su parte ya que se han visto obligadas a adaptar su modelo de negocio a las nuevas tendencias del mercado. En la actualidad, hay que estar en varias plataformas ya que los usuarios consumen desde multitud de canales.

 

Por si fuera poco, el feedback de este publico también es un elemento primordial en toda la ecuación, ya que por primera, se abre un canal de comunicación bidireccional que conecta a los consumidores con las marcas y empresas.

 

Entonces, la magia y filosofía principal del Inbound Marketing reside en el hecho de aportar valor sin intención de venta directa para que sea el propio usuario el que muestre interés por nosotros. Nuestro objetivo será, una vez que haya mostrado este interés por nuestra marca, guiarlo por una ruta preestablecida hasta convertirlo en un cliente.

 

El análisis y las estadísticas juegan un papel fundamental en todo este conjunto de técnicas ya que son precisamente estos datos los que nos indicarán si las acciones que estamos llevando a cabo son realmente eficaces para con nuestro objetivo final: vender.